El guionista muchas veces escucha una voz que difiere de sus creencias personales y que se muere por cobrar vida a través de un personaje por el cual podría contar su historia de principio a fin. Es entonces cuando el escritor se sienta a hacer una investigación rigurosa que envuelve sus propias memorias, sis expectativas... y comienza a desarrollar un "alguien" con naturaleza, ética y realidad propias.
Las leyes de escritura a seguir son específicas y van de acuerdo con el tipo de idea e identidades que se quieren profundizar. Cada una de éstas se deja llevar por una teoría de comunicación diferente y personal; y el arte está en hacer que todos los personajes se entiendan y logren los objetivos creativos del escritor.
Estos modelos de comunicación que personifican la historia son los actores que a través de las expresiones comunicativas individuales logran interpretar creíblemente la sociedad o el mundo en el que la idea se desarrolla, dando pie a la cultura ficticia que envuelve las acciones y las reacciones que mueven la historia desde el principio, al conflicto o climax... hasta el final. A este proceso se le conoce como representaciones comunicativas.
Una vez el guionista ha vaciado su idea en el papel, o actualmente en la tecnología de información por excelencia; una computadora, éste debe unirse a un equipo de mentes creativas quienes con la ayuda de diferentes instrumentos de comunicación (i.e. cámaras, luces, micrófonos, etc...) logran llevar la idea a la realidad fílmica.
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